sábado, 22 de diciembre de 2012

Capilla sacramental


La construcción de este espacio se inicia en 1868 según diseño del arquitecto Fernando Ortiz Vierna, es de planta ochavada con cúpula de media naranja sobre pechinas, toda llena de mármol de colores. Esta composición neoclásica es muy representativa de la estética isabelina gaditana, evoca la arquitectura florentina del Quatroccento. En el muro se abren cuatro hornacinas con los cuatro Evangelistas: San Mateo, San Marcos, San Lucas y San Juan. Igualmente destaca la representación de las catorce estaciones del Víacrucis, éste es un piadoso ejercicio que medita el camino de Jesús hacia el Calvario. El programa iconográfico de la capilla se complementa con pinturas eucarísticas en el arranque de la cúpula. Ésta se decora con pinturas al fresco que representan la adoración de la Eucaristía.



La mesa de altar es neorrománica y sobre ella se encuentra el Sagrario de estilo neogótico. Desde el s. IX se ha consolidado, por seguridad, la costumbre de encerrar en un receptáculo la píxide (o copón), con las hostias consagradas. Así, el Sagrario (o tabernáculo) sigue el ejemplo del Arca de la alianza del Antiguo Testamento. La capilla sacramental es el espacio más venerable que hay en un templo, ya que en este lugar se adora a la presencia real de Cristo en la Eucaristía bajo las especies del pan y el vino.


A la capilla se accede a través de una reja del s. XIX realizada en hierro fundido con vistosa decoración isabelina, delante de la cual hay una lámpara de plata de estilo rococó.


Bibliografía:
Alonso de la Sierra Fernández, L. 2006